Hace poquito más de tres años, empecé a correr en este gran grupo. Recuerdo que antes, os seguía por Facebook y en más de una ocasión, me planteé ir, pero lo único que hacía era salir de vez en cuando yo sola.
En el 2015 me animé y me apunté a la Cursa de la Dona. Iba a ser mi primera cursa y estaba muy emocionada, pero finalmente por la hospitalización de mi padre no puede asistir.
Mi padre falleció en Abril y después de unos meses tuve la necesidad de apuntarme, porque necesitaba un cambio de aires.
Cada sábado que pasaba me veía más enganchada a esto del running y sobre todo a la necesidad de disfrutar de esos momentos personales que tanto me hacían desconectar.
Empecé a apuntarme a cursas, aunque la verdad que no lo pasaba muy bien porque los nervios me podían, pero llegara cuando llegara, las acababa con una sonrisa, pensando en que mi padre se sentiría muy orgulloso de mí.
Llegó un día que se me metió en la cabeza hacer la media maratón de Barcelona. No me veía preparada, pero dentro de mí había algo que decía que quería hacer una, aunque fuera una vez en la vida. Pensaba en el día de mañana, cuando pudiera decir a mis nietos que la yaya había hecho una media maratón.
Ese día llegó, y en cuanto me apunté, mis nervios empezaron a brotar. Nada más inscribirme ya me estaba arrepintiendo, pero era un reto para mí.
Nos apuntamos varias RUNNERINGgirls y empezamos a entrenar. Al principio lo llevaba bien, veía mis progresos, pero a medida que se iba acercando el día de la carrera, mis nervios empezaron a pasarme factura.
Mi mente me estaba traicionando, sólo me venían pensamientos negativos de que no iba a ser capaz de acabarla. Se me formaba tal nudo en el estómago mientras corría, que me costaba hasta respirar.
El grupo que salíamos a entrenar nos íbamos animando, ya que para casi todas era nuestra primera media maratón y cada una llevaba los nervios a su manera, pero las dudas eran muy difíciles de disuadir.
Tuve la suerte de tener un gran apoyo de todas las compañeras, pero fue con mi rubia con quién compartí más momentos de entreno y de dudas.
Mi marido es el que ha tenido que soportar de más cerca mis nervios e incluso los días que me derrumbaba pensando en que no sería capaz. Pero él, siempre me anima diciendo que no duda en ningún momento de mí y que, en esta ocasión, estaba preparada para cumplir mi reto.
Y qué decir de mi coach… me faltan palabras para agradecerle lo mucho que ha hecho por mí. Sus charlas me calmaban y me daban fuerzas para enfrentarme a este sueño que quería cumplir y quiero seguir cumpliendo. Me ha enseñado a ver que en la carrera, siempre voy a correr con las dos Noelias que hay en mí. La “Noelia negativa” que pondría los obstáculos y la importancia de la “Noelia positiva” para ganar el reto, intentando mantenerla a raya. Tenía que ganarle esa batalla, y no dejarla pasar. Fueron conversaciones muy productivas que me ha ayudado a que mi mente no me traicione tanto.
Llegó el viernes antes de la carrera y sólo pensaba que cómo yo solita me había metido en tal berenjenal. Me odié por haber tenido la genial idea de apuntarme.
La comida no me entraba y las dos noches antes de la carrera no pegué ojo. Mi cabeza solo daba vueltas pensando en cómo se me había ocurrido pensar en semejante estupidez.
Llegó el día, me levanté y mi estómago estaba revuelto con ganas de echar lo poco que había comido.
Mi marido y yo fuimos para el lugar donde habíamos quedado. Allí, había algunas personas con las que íbamos a correr. Al llegar al tren mis emociones fueron a más. Ya estábamos todos y las sonrisas que llevábamos eran forzadas de los nervios que nos recorrían. Ya quedaba muy poco para correr esos 21km.
Y llegó la hora… mi reto era acabarla. No quería abandonar. Pero mi cabeza no paraba de enviarme mensajes negativos.
Nos preparamos en la salida, mis liebres y yo. Sabía que no iban a dejar que me rindiera. Mi marido creía en mí y me lo había demostrado diariamente y mi gran amiga y mi coach, había pasado mucho tiempo dándome buenísimos consejos.
3,2,1,… ¡VAMOS! Nos tocó el turno de salir. Mi mente iba a 2000 por hora. No sé ni cómo se movían mis piernas, pero empecé a correr.
En el km 1, subidón total. RUNNERINGgirls animando. Una sensación increíble al verlas, fue un chute de adrenalina.
Subí el paralelo sin darme cuenta, y nos adentramos en la Gran Vía. Estaba ansiosa por llegar al km 8 para volver a sentir el calor del grupo de animadoras que habían venido a vernos.
Km 8, sin palabras… ¡ESPECTACULAR! Allí estaban ellas, dándolo todo.
Íbamos avanzando. Mi marido de vez en cuando me daba pautas, no corras tanto, así vas bien. El pobre, aunque no me lo decía, lo estaba pasando peor que yo. Quería que cumpliera mi ilusión, alcanzar mí meta, superar el reto.
Pasando el km 10 me dio un bajón y salió de mi boca que quería abandonar. Yvonne, me animó y en seguida se me fue de la cabeza.
En el km 15 esperaba a las RUNNERINGgirls, ya que me había parecido oír que estarían allí. Pasamos y no estaban. Sé que no podían acudir a todos los lados. Demasiado estaban haciendo, pero al no verlas me entró la negatividad.
Sólo me quedaban 6 km para alcanzar la meta, y ahí, en lugar de venirme arriba, fue lo contario. Vi que tenía tiempo suficiente de llegar antes del tiempo estipulado y mis piernas flaquearon.
Empecé a caminar y correr. No me veía capaz de correr 1 km seguido, pero no me podía rendir.
Sobre el km 20 apareció ella, nuestra jefa, nuestra Montse. Al verla, la cara me cambió, fue tal chute el que me dio que mis piernas empezaron a correr a una velocidad que no había alcanzado en toda la carrera. Me cogió la mano y me trasmitió muchísima fuerza. Fue un momento ¡¡¡IMBORRABLE!!!
Ya quedaba nada, mi marido no paraba de decirme que GOZARA de ese momento. Estaba a punto de llegar. A unos metros de la meta, oí mi nombre, y vi a otra gran amiga gritar animándome y sus palabras hicieron que me acabara de recargar.
Y lo conseguí. Llegamos los tres a meta. Los abracé. Un montón de sentimientos me vinieron a la mente. Me sentí orgullosísima de haber cumplido mi reto, ¡¡¡LO HABÍA HECHO!!!
Y mi cabeza dio un giro total. Nos reencontramos todas y nos abrazamos. Nuestras caras eran muy diferentes a las que llevábamos en el tren .Fueron momentos de alegría absoluta.
!!! LO HABÍAMOS CONSEGUIDO!!!
A día de hoy, no puedo evitar seguir emocionándome con los grandes momentos que pasé.
No me cansaré nunca de agradeceros lo feliz que me hicisteis ese día.
GRACIAS a mi grupo de chicas de la media por esos entrenos a la playa.
GRACIAS a mi marido por soportarme y darme ánimos diariamente y acompañarme en la carrera.
GRACIAS a mi coach y amiga por todos los sabios consejos que me ha dado, y por estar a mi lado en mi reto.
GRACIAS a todas las RUNNERINGgirls por desplazaros hasta allí y darnos ese subidón de adrenalina que tanto nos hacía falta. ¡¡¡Sois únicas!!!
GRACIAS a nuestra Montse, sin ella esto no sería posible. “No et pots arribar a imaginar el que sense voler arribes a transmetre en aquests moments”
GRACIAS a todas las que estuvisteis de una manera u otra. !!Somos RUNNERINGgirls!!!
Y para finalizar mi gran parrafada, sólo me queda decir que, las que tengáis alguna duda, creáis en vosotras, que todo es posible y que nunca dejéis de intentar realizar el reto que os propongáis. L a mente os cambiará.
Yo he pasado de arrepentirme de haberme apuntado, a querer hacerla el año que viene y ahora estoy en el punto de que quiero que llegue ya. Locura total!!J
¡¡El año que viene más y mejor!! ¡¡¡GRACIAS DE CORAZÓN!!!